lunes, 4 de agosto de 2008

Con De Juana en el ascensor


Un terrorista sale de la carcel despues de cumplir 21 años por 25 asesinatos, sin haber dado muestras de arrepentimiento. Una larga huelga de hambre lo ha convertido en todo un personaje mediático, y sus relaciones con la cúpula de la organización terrorista son tensas, se intuye. Al salir de la prisión, su novia lo recoge y se dirigen al piso familiar. Aparcan en el sotano, y esperan al ascensor. La puerta se abre y sale un vecino, cuyo hijo fue asesinado por ordenes directas del hombre que espera al ascensor. Sus miradas se encuentran y ambos se reconocen. Por un segundo, el tiempo se paraliza.

Esto no es el argumento de una nueva película de Jim Sheridan (The Boxer, En el nombre del Padre). Desde el dia en que De Juana Chaos fue liberado (de forma absolutamente legal), esta escena puede tener lugar en cualquier momento, si no ha ocurrido ya.

Para los familiares de los asesinados, supone un insulto verse obligados a afrontar semejante situación. La sociedad vasca no puede permitirlo, y el Estado (como representante de la sociedad) debería ejercer una acción positiva para alejarlo. Imaginemos el caso de un violador, que cumple su condena, pero jamás ha dado muestras de arrepentimiento ni de modificación en su conducta. ¿Alguien creeria lógico reintegrarlo al barrio donde violó a los hijos de 7 familias?. En Euskadi, las víctimas han soportado el olvido, el miedo, la soledad; pero esto es demasiado.

El gobierno vasco, a todo esto, callado. Deben estar muy ocupados certificando la correcta distribución de las papeletas para el referendum.

La escena del ascensor tiene, además, una segunda lectura. El hombre que entra en el ascensor es vasco. El que sale, también. De Donosti de toda la vida. Así ha sido siempre. Vecino contra vecino, Abel contra Caín, liberales contra carlistas. Esto no ha sido una lucha de liberación nacional, ha sido una guerra civil, donde un vasco disparaba y otro moría. Con la peculiaridad de que los disparos venían siempre del mismo lado.

Al tirar adelante el referendum, con la clara intención de que Madrid lo prohiba, Ibarretxe vuelve al mismo guión de los últimos 30 años, recreando un país imaginario con vascos deseosos de su independencia y españoles que se lo prohiben. En ese país imaginario no estamos ninguno de los que nos oponemos al referendum y, por lo que parece, tampoco está el hombre que sale del ascensor y se encuentra con el asesino de su hijo. Lo han borrado del guión, molesta.

1 comentario:

Xabi dijo...

Tal vez, si no te opones a la consulta, podamos saber como de imaginario es el pais ese del que hablas.

¿Por qué os molesta tanto que se pregunte nuestra opinión? Si Ibarretxe puede llevar a adelante su táctica de victimismo estas elecciones, será gracias al Gobierno central que ilegalizará una simple pregunta a la ciudadania.